Tras ocho trimestres de caídas económicas consecutivas, el crecimiento finalmente ha vuelto a Brasil. El banco Morgan Stanley incluso prevé que en 2018 se expanda casi el doble que México, la otra potencia de América Latina acechada por la renegociación del TLCAN.
Aunque su estimación varía con la del FMI, el Banco Mundial, la OCDE o la Cepal, ¿qué ha hecho bien el país sudamericano a pesar de compartir con nuestro país casos de corrupción, bajos niveles de aceptación de su Presidente y altos índices de violencia?
Ciudad de México, 12 de diciembre (SinEmbargo).– Brasil, que venía de una recesión de dos años, crecerá más que México en 2018, año electoral para las dos potencias de América Latina, de acuerdo con las perspectivas del banco estadounidense Morgan Stanley. Otros grupos financieros prevén escenarios parecidos en que el país azteca retrocede respecto a este año y el pasado.
Ambos países comparten altos niveles de violencia, el escándalo de Odebrecht y sus dos Presidentes cargan con bajos índices de aprobación ciudadana por señalamientos de corrupción. Pero mientras la nación sudamericana registra una baja en la inflación y en la tasa de interés, implementa una reforma fiscal e intenta juzgar a su mandatario Michel Temer, aquí reina la incertidumbre por la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América Latina (TLCAN) ante la gran dependencia comercial a Estados Unidos, donde renace el fantasma del proteccionismo, revelan economistas y expectativas de expansión de instituciones financieras.
«La recuperación relativa de Brasil respecto de México se debe a su estructura económica. Ellos tienen una orientación hacia la exportación de materias primas que demanda fuertemente sobre todo China, que se está recuperando. En el caso de México, Colombia, Perú y Chile tendrán una baja tasa de crecimiento que no va a rebasar el 2 por ciento porque están más orientados a la economía estadounidense, que no reflejará un aumento marcado de su demanda», dijo en entrevista el economista Sergio Saldaña Zorrilla, ex funcionario de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). «En el fondo seguimos siendo una economía subdesarrollada. Aunque tenemos industria y manufactura, son predominantemente extranjeras».
Los economistas de Morgan Stanley liderados por Arthur Carvalho prevén una tasa de crecimiento del PIB brasileño casi el doble que la de México. «Y ya es hora de que llegue el momento. Brasil ha tenido recesiones consecutivas, mientras que México ha crecido a casi un 2 por ciento. El PIB per cápita del país ahora se acerca al de China», escribió el especialista en negocios Kenneth Rapoza en la revista Forbes.
Saldaña Zorrilla destacó que aunque en México y Brasil hay corrupción, en el caso brasileño hay «un jaloneo» entre bloques partidarios, pero en México la derecha predomina y la izquierda está fuera del ring.
«Acá el poder político es monolítico y no hay consecuencias legales; hay una impunidad marcadísima. Estos niveles cínicos de corrupción en México son grandes límites al crecimiento económico porque de haber consecuencias similares a las de Brasil [detenidos por el caso Odebrecht], al menos en Pemex ya se hubieran removido las aguas, modificado el consejo de administración y directivos», aseveró.
Tras dos años de contracción de América Latina, gracias a la recuperación de Brasil y Argentina el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) confirmaron una mejoría en la región, con excepción de Venezuela y Trinidad y Tobago. Estimaron que el continente crecerá este año en torno al 1.2 por ciento, cifra que el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) eleva al 1.5 por ciento. Para 2018 el Banco Mundial ve un 2.3 por ciento.
A pesar de que el Presidente Michel Temer fue acusado de corrupción y eso retrasó la discusión de sus reformas estructurales, luego de ocho trimestres de caídas consecutivas, el crecimiento finalmente ha vuelto a Brasil.
Pese a que la desigualdad en las favelas continúa y el desempleo se ubica en 14 por ciento, este 2017 su PIB será de un 0.7 por ciento y el grupo bancario Morgan Stanley prevé que para 2018 salte a 3.1 por ciento frente al retroceso de México a un 1.8 por ciento.
El FMI espera que México crezca un 1.9 por ciento en 2018 por las dudas que rodean al TLCAN y una revisión a la baja de la actividad económica de Estados Unidos. Para Brasil, uno de los mayores productores mundiales de alimentos, vislumbra un crecimiento de 1.5 por ciento por una «cosecha excelente» (241.9 millones de toneladas) y un impulso del consumo. Pero «una restauración gradual de la confianza -como reformas clave para asegurar la sostenibilidad implementadas a lo largo del tiempo- se proyectará en un crecimiento al 2 por ciento a medio plazo», añadió el informe.
Las perspectivas de la Cepal varían un poco. Para Brasil ve un 2 por ciento frente al 2.4 por ciento mexicano el próximo año.
ADEMÁS
El economista jefe del BID, José Juan Ruiz, evaluó que la confianza sigue siendo sensible a la situación política en Brasil, pero los economistas de Morgan Stanley consideran que el consumidor impulsará la recuperación económica el próximo año gracias a los menores costos de capital, la baja inflación de un 4 por ciento –en particular la inflación de los alimentos– y un mercado laboral en constante mejora.
El Fondo Monetario Internacional también destacó que en diciembre del 2016, Brasil adoptó una nueva regla fiscal que limita el crecimiento del gasto federal. Como los mercados recibieron positivamente este tope de gasto se espera que ayude a reducir el déficit público y que respalde el crecimiento económico. Otro posible beneficio de esta regla es que puede contribuir a reducir las tasas de interés.
Este martes el Banco Central de Brasil indicó que «es factible» que la política de bajos intereses que propicia desde el año pasado, y que llevó la tasa de referencia en el país a mínimos de 7 por ciento, puede continuar en función de la aprobación de reformas que impulsa el Gobierno de Michel Temer. Entre los analistas del mercado financiero privado incluso existe consenso en torno a la posibilidad de que su tasa de referencia se reduzca al 6.75 por ciento el próximo enero.
«La aprobación e implementación de las reformas, y en especial las de naturaleza fiscal, es fundamental para la consolidación de un ambiente con inflación baja y estable», determinó el Banco en su acta.
Por el contrario en México, ante la inflación histórica de más de 6 por ciento, derivada principalmente del gasolinazo y el dólar, el Banco de México (Banxico) fue orillado a elevar la tasa de interés a 7 por ciento, que probablemente subirá a 7.25 por ciento este mes impactando en el consumo interno.
LA CRISIS POLÍTICA EN MÉXICO Y BRASIL
ADEMÁS
La crisis política brasileña estalló cuando en 2014 se desveló una enorme trama de corrupción en la estatal Petrobras, que provocó la destitución de su Presidenta Dilma Rousseff en 2016 y este año siguió contaminando a la economía.
Además, a mediados de mayo dos de los dueños del grupo cárnico JBS, Joesley y Wesley Batista, confesaron a la justicia que durante más de una década sobornaron a cientos de políticos a cambio de «favores» que ayudaron a moldear a uno de los gigantes del sector alimenticio mundial. Entre los implicados está el propio Presidente Temer, según una conversación grabada.
A diferencia de México, que lleva semanas sin Procurador y sin Fiscal Anticorrupción, la Fiscalía General brasileña presentó una denuncia formal por corrupción contra el mandatario en pleno ejercicio del poder. No obstante, por tratarse de un delito penal el caso fue remitido a la Cámara de Diputados y Temer se valió de su base parlamentaria para darle carpetazo. Aunque recibió nuevas acusaciones por obstrucción a la justicia y asociación ilícita, también fueron bloqueadas por la Cámara de Diputados.
Los cargos contra Temer paralizaron al Congreso durante casi cuatro meses e impidieron la aprobación de importantes reformas estructurales que el Gobierno impulsa para apalancar la incipiente recuperación económica del país.
Entre esas reformas, la de mayor calado propone endurecer las condiciones para el acceso a las jubilaciones y pensiones, a fin de reducir el histórico déficit del sistema de previsión social, que es uno de los factores que más presionan las cuentas fiscales, al igual que en las mexicanas.
El Gobierno busca que los diputados la aprueben este año para que el Senado la analice en el primer trimestre de 2018. Sin embargo, enfrenta resistencia de sindicatos (que se fueron a huelga) y hasta en sectores de la coalición de Gobierno, ya que temen el impacto que pueda tener una normativa impopular en las elecciones de 2018, en las que además de ser elegido un nuevo Presidente serán renovadas las cámaras legislativas.
Entre las denuncias de corrupción y esta impopular reforma, la poca aceptación que Temer tenía entre los brasileños se desplomó a mínimos nunca vistos en la historia del país y todas las encuestas dicen que su popularidad está en torno al 3.5 por ciento. Aun así, Temer seguirá gobernando hasta el 1 de enero de 2019 luego del proceso electoral donde el ex Presidente Luiz Inácio Lula da Silva encabeza las intenciones de voto a pesar de que fue condenado por corrupción a nueve años y medio de prisión en primera instancia.
El economista jefe del Banco Mundial (BM) para América Latina y El Caribe, el uruguayo Carlos Végh, también destacó la reforma laboral que el gobierno brasileño lleva acabo. Pero respecto a México, advirtió, «siempre tenemos el peligro de las amenazas proteccionistas de la administración norteamericana. Vamos a ver qué pasa con el TLCAN, pero es muy difícil predecir qué es lo que va a suceder».
En medio de las dudas y fricciones en las mesas de renegociación, México también celebrará elecciones presidenciales y de nueve gobernadores en julio. “Los mercados van a ver en este proceso el rumbo que va a tomar el país, seguramente va a haber volatilidad conforme transcurran las campañas y los mercados mantendrán el nerviosismo», previó el presidente del Consejo de Administración de BBVA Bancomer, Luis Robles Miaja.
El Presidente Enrique Peña Nieto, al igual que Temer, enfrenta bajos niveles de aprobación. La última encuesta de Grupo Reforma lo coloca en el 25 por ciento, sobre todo por su respuesta a la corrupción.
Este 2017 se reveló que una parte de la campaña electoral de Peña Nieto pudo haber sido financiada por el soborno millonario de la constructora brasileña Odebrecht, acusada a nivel global. Son cinco los funcionarios implicados en el caso, pero hasta el momento, por testimonios emitidos en Brasil, sólo ha surgido el nombre de Emilio Lozoya Austin, quien participaba en la campaña del priista y que una PGR descabezada dice investigar.
En contraste, en Brasil –sede de la constructora– hay 79 detenidos, dos denuncias y la ex Presidenta Dilma Rousseff y el Presidente Temer fueron citados a declarar al respecto.
LA OLA DE VIOLENCIA EN BRASIL Y MÉXICO
Analistas consultados por el Banco de México (Banxico) han reiterado que uno de los factores de riesgo para la economía mexicana son los índices de inseguridad. Este año, que finaliza con la oposición civil a la Ley de Inseguridad Interior discutida en el Senado, las tasas de homicidio han alcanzado niveles históricos mes tras mes. Pero en Brasil es el país donde más se mata en el mundo en el siglo XXI.
La revista Forbes publicó un texto donde aseguró que «el regreso de Brasil del malestar económico es muy necesario» porque los brasileños han estado viviendo el aumento del crimen en ciudades clave como Río de Janeiro, y el aumento de la pobreza en las ciudades del noreste, largos bastiones de los hogares de bajos ingresos de Brasil.
Más de 800 mil personas han muerto en los últimos quince años, en un 70 por ciento jóvenes afroamericanos y por armas de fuego, una cifra mayor que en la guerra de Siria (330 mil) o de Iraq (268 mil). Esto es, 143 víctimas por día o una cada diez minutos, reporta el informe «A guerra do Brasil«, un minidocumental del diario brasileño O Globo.
«Es como si Brasil sufriese un ataque de bomba atómica por año. No podemos convivir con ese nivel de violencia letal», alertó el director del Fórum Brasileño de Seguridad Pública, Renato Sergio de Lima, cuando presentó las cifras de violencia del año pasado, que dejaron un saldo equivalente al provocado por la bomba nuclear lanzada sobre Nagasaki en 1945.
Esta escalada de violencia responde a la impunidad, a la fragilidad de las investigaciones y a la falta de implicación del Estado, explicó César Muñoz, de Human Rights Watch en Brasil. En México las organizaciones civiles como Observatorio Ciudadano han emitido un diagnóstico similar.